La experimentación es una parte crucial de la innovación. Sirve de motor a la innovación, permitiendo a individuos y organizaciones poner a prueba sus suposiciones e ideas para crear valor. La experimentación puede adoptar muchas formas, como las pruebas A/B, la creación de prototipos y los ensayos controlados aleatorios. Es importante experimentar para aprender, fracasar rápidamente y a bajo coste, y ahorrar dinero.
Para llevar a cabo una experimentación eficaz, hay seis pasos que pueden seguir las personas y las organizaciones. Deben definir su propósito, enumerar sus supuestos, priorizar los supuestos críticos, diseñar y realizar experimentos, recopilar datos, revisar los resultados y decidir los pasos siguientes. Siguiendo estos pasos, pueden obtener la mayor cantidad de información posible con el mínimo esfuerzo.
Aunque la experimentación es valiosa, muchas organizaciones no experimentan porque temen fracasar o creen que es demasiado costosa o requiere demasiado tiempo. Sin embargo, la experimentación es necesaria para innovar y competir en el vertiginoso entorno empresarial actual. Las organizaciones que adoptan la experimentación como parte central de su ética tienen más probabilidades de éxito, ya que pueden probar cualquier cosa sin el permiso de la dirección y utilizar los experimentos para optimizar sus ofertas y estrategias de marketing. Empresas como Booking.com, Facebook, Google y Amazon han descubierto que la experimentación es un arma eficaz para el marketing y la innovación.